Santa María Magdalena ha sido representada a través de las Bellas Artes de muy distintas maneras. Es una de las santas que más han inspirado a los artistas de todos los tiempos. Estas representaciones han ido acordes con las épocas. En las primeras iconografías de la Santa, esta solía aparecer con una luz o antorcha en la mano, como símbolo de la Resurrección, la luz ante la muerte, al ser ella la primera en ver a Jesús resucitado, tal y cómo nos revelan los evangelios. Otra iconografía común era representarla con tres clavos en la mano, los clavos de la cruz. El Concilio de Trento, estableció la actitud de la Iglesia sobre el arte sacro, en respuesta a la Reforma protestante, que lejos de ser un freno, supuso un auge del arte sagrado. A partir de entonces comienza a representarse a La Magdalena como penitente, dejando poco a poco otras imágenes más voluptuosas y ricas, aunque muchos artistas dejan al margen estas consignas y la muestran con ricos vestidos y adornos. Para identificar una obra que represente a la Santa, esta suele ir acompañada del vaso de alabastro, de una cruz, de un libro o una calavera, además de su larga melena.
El papa Francisco elevó la conmemoración de Santa María Magdalena al grado de fiesta mayor, confirmando así lo que la historia del arte ya sabía desde hacía tiempo: María Magdalena es una santa polivalente.
Desde las primeras y emotivas representaciones visuales cristianas hasta los más elevados logros de la técnica artística, María Magdalena siempre ha inspirado a los artistas y se ha adaptado a cada época cambiando sus ropajes, su aspecto y sus poses para convertirse en una perenne supermodelo de santidad
Esta mujer, tan cercana a nosotros en los fallos de su humanidad, es prueba de la variedad de estilos del genio femenino.
Fue Apostola Apostolorum: Dios recompensó el amor absoluto de María Magdalena por el Señor permitiéndole ser la primera en ver a Cristo Resucitado. Luego llevó la “primicia” a Pedro y Juan, lo que la convirtió en la depositaria del mensaje más importante de la historia para los Doce. Este misterioso encuentro inspiró innumerables interpretaciones artísticas.
Modelo de migrante: La vida de María Magdalena después de la resurrección guarda muchas similitudes con los cristianos perseguidos en esas mismas tierras hoy día. Apretada en un bote junto a su hermano, su hermana y otros discípulos, se lanzó sin rumbo al Mediterráneo.
De acuerdo a la tradición, la Providencia quiso llevar este pequeño bote de refugiados al sur de la Galia, donde María y sus acompañantes evangelizaron la tierra que terminaría siendo Francia, la hija mayor de la Iglesia.
«Apostola Apostolorum: Dios recompensó el amor absoluto de María Magdalena por el Señor permitiéndole ser la primera en ver a Cristo Resucitado»
La impresionante basílica de Saint-Maximin-la-Sainte-Baume, y también la magnífica abadía de Vézelay —punto de encuentro de peregrinos camino de Tierra Santa—, avalan su labor reuniendo a las gentes de Dios y guiándolas hasta
Cristo.
Ejemplo modélico de penitencia: No obstante, el aspecto más exitoso de María Magdalena fue el de paradigma de penitencia. Cualquier estrella en ciernes puede lucirse meciendo trajes y accesorios, pero hace falta ser una señora muy especial para dar una buena impresión de la contrición. El papa San Gregorio Magno percibió su gran potencial para mostrar el lado hermoso de la penitencia cuando, en el año 591, fusionó su identidad con la mujer adúltera y la mujer salvada de los siete demonios.